La acupuntura: carrera sanitaria de primera elección y no asignatura complemento de otras disciplinas
Que la Acupuntura y la Medicina China deben regularse e integrarse en el Sistema Público de Salud es una realidad que parece cada vez más indiscutible. En las últimas décadas son ya muchísimas las personas que recurren a los beneficios de esta técnica, al igual que son muchos los profesionales que se interesan por ella y se forman a fondo y seriamente para poder ejercerla con precisión y responsabilidad.
Es también una realidad que van en aumento los países que están regulando tanto la formación de la Acupuntura y la Medicina China dentro de la Enseñanza Superior como su ejercicio y práctica profesional (Portugal, EEUU, Suiza, Alemania, Nueva Zelanda, Japón, China, Corea, Chile....).
A estas constataciones hay que sumar la gran cantidad de estudios científicos que avalan el uso de la Acupuntura y de la Medicina China en múltiples situaciones clínicas (tan sólo una búsqueda simple en PubMed o Cochrane da resultados como para aburrir al más animado).
Y aún hay otro hecho remarcable: la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha manifestado en pro de la Acupuntura. La propia OMS ha reconocido la valía y la eficacia de la Acupuntura en múltiples patologías y tanto es así que en su documento “Estrategia de la OMS sobre medicina tradicional 2014-2023” se propone a todos los países miembros de este organismo la integración de dichas Medicinas en los sistemas de salud pública en base a su eficacia, seguridad y buena relación coste/beneficio. Incluso la misma OMS ha editado guías o puntos de referencias sobre Formación en Medicina Tradicional China y sobre su Práctica.
Con estos antecedentes y con la necesidad continua de seguir buscando maneras de que los tratamientos más habituales resulten de mayor eficacia y accesibilidad, parece inevitable que más temprano que tarde la Acupuntura y la Medicina China serán reconocidas y reguladas en nuestro país. Es, simplemente, una evolución natural en vista de la realidad.
Ahora bien, en ese proceso regulador y de normalización no debe perderse de vista un detalle básico: la Acupuntura no es por sí misma una unidad aislada, es parte indisoluble de la Medicina Tradicional China; se sostiene sobre los mismos fundamentos que el tratamiento con plantas o con formulaciones magistrales a partir de ellas (Fitoterapia), al igual que el Tuina (masaje o fisioterapia china), el tratamiento con ventosas, el QiGong... todos ellas ramas o técnicas que conforman, junto con la dietética medicinal, el paradigma de la Medicina Tradicional China.
Es por esta razón que la Acupuntura debe estudiarse basándose en estos fundamentos, manteniendo la visión de la salud más que la visión de la enfermedad, analizando sus patrones fisiopatológicos tal y como los entiende la Medicina Tradicional China; estableciendo su diagnóstico sobre sus cuatros métodos clásicos y, en función de dicho diagnóstico, proponiendo tratamientos o protocolos básicos de tratamiento.
Esto no significa que la Medicina Tradicional China y la Acupuntura no puedan apoyarse en pruebas diagnósticas de la medicina convencional o moderna, pero sí que no deben ser éstas las que, de manera exclusiva y excluyente, delimiten la conclusión diagnostica y, por tanto, establezcan el tratamiento. De hacerlo así, en pocos años la Acupuntura no sería más que lo que es en la actualidad la Punción Seca a la Fisioterapia: únicamente una técnica usada como recurso auxiliar y casi denostada o en desuso.
Resulta pues evidente que la Acupuntura y la Medicina China deben regularse y esta regulación debe hacerse siguiendo sus bases, manteniendo su filosofía y entendiendo su modelo de salud-enfermedad, principios que han respetado los países en los que la Acupuntura y la Medicina China ya cuentan con regulación oficial. A partir de ahí, Acupuntura y la Medicina China deberían irse integrando, compatible y complementariamente, con el resto de tratamientos de medicina convencional.
La Acupuntura no es ni puede ser una asignatura más en la carrera de medicina alopática. Como propone la misma OMS y como se ha hecho en países que son referentes (como los antes mencionados), la Acupuntura y la Medicina China deben ser una carrera sanitaria de primera elección, independiente a la de la medicina u otras carreras sanitarias, en la que se estudie completa y no de manera aislada porque éste es el único modo de entender plenamente su esencia y en qué consiste, comprender qué es lo que hace un buen acupuntor y en qué se basa la práctica que lleva a cabo.
A partir de aquí, los tratamientos se someterían a revisiones y validaciones, pudiendo complementarse entre sí, se seguirían actualizando conocimientos y desterrando lo inservible y lo obsoleto para poner en valor todo aquello que sí suma, lo que ayuda y puede hacer que nuestro sistema de salud tenga más y mejores capacidades que ofrecer a sus usuarios, a sus pacientes, a todos nosotros.
Referencia:
- Estrategia de la OMS sobre medicina tradicional 2014-2023
- WHO Benchmarks for the Training of Traditional Chinese Medicine
- WHO Benchmarks for the Practice of Traditional Chinese Medicine
- WHO Benchmarks for the practice of acupuncture